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martes, 28 de julio de 2015

Yo me quedo con Newton

La vida es Física. Obedece a reglas inequívocas, a fórmulas concretas que nada puedes hacer por incumplirlas. No te empeñes, las fuerzas implicadas existen antes que el amor, antes que tus sueños, antes que ninguna de tus fantasías. Un conjunto de fuerzas que se ciñen a la simple ley de Acción y Reacción deciden tus avatares. Tienes la fuerza centrípeta, la que sientes cuando te obsesionas con una melena rubia y te lleva hacia ella sin querer hacerlo. Por eso surge la Fuerza centrífuga, que tira de ti para escapar de la obsesión. Las fantasías son tu peso, tu voluntad es velocidad. Debes entender que “Pi” es quien dibuja tu camino, y “Pi”, querido amigo, es algo así como infinito. Pero todo problema tiene una solución, en este caso, si no quieres estrellarte contra un adiós que desplace tu centro de masa, empieza a tener más sueños, más fantasías. Primero 1, después 2, después 3, después 5, después 8, 13, 21… Formarás una caracola y en su interior guardarás el rumor del mar y los recuerdos de esa fantasía que pretendió obsesionarte.

Y eso es bueno, las Fantasías, al fin y al cabo, son sueños y debes aceptar que es imposible cumplirlos todos. La física es clara en este aspecto, si cumplieras todos tus sueños, te volverías demasiado ligero, de masa despreciable, sin pesos en tu corazón, sin fracasos ni frustraciones, sin lágrimas, sin noches solitarias, sin atardeceres silenciosos… Esto es horrible, créeme. Un hombre que amó fervientemente a la física, pero que no resolvió ni una ecuación de amor, demostró que si tu masa es despreciable, si ya te quedas sin sueños pues los cumpliste todos, estarías rallando la felicidad plena, serías pura energía como quien dice, un rayo de luz… y creo que sabes que la luz no tiene piel, no siente caricias, ni escalofríos, ni besos, ni dolor… Estarás libre de la fuerza de rozamiento, la mejor fuerza de todas, que te sonroja las mejillas por un roce accidental, por ponerte el más tonto de los casos… No sabrás nada del temblor entre dos cuerpos desnudos que se atraen como dijo el viejo Newton. Sí, sin lugar a dudas lo prefiero, me quedo con Newton.

Hazme caso, maldita sea, deja sueños por cumplir, que tu masa sea todo menos despreciable. Permite paradojas en tu vida. Crea singularidades de espacio/tiempo, como cuando tomas un café mirando esos ojos negros y la cafetería se curva en un silencio y el tiempo se dilata jactándose de cualquier oscilación de estúpidos isótopos de cesio y puedes unir dos puntos separados por millones de kilómetros a través de esa excepción que lo confirma todo: Sus labios.

Porque al final, ya te lo dije al principio, la vida es Física. Es algo palpable que es preciso sentir. Necesita del principio de contradicción, de teorías indemostrables, de paradojas y experimentos extraños. La felicidad, como la luz, sólo es una cifra a la que aspirar, una cruz en un mapa, una meta teórica, un faro en la tormenta que nunca deberías alcanzar, una constante universal para tipos aburridos que prefieren viajar a la velocidad del rayo a estrellas y planetas más allá de Orión y constatar, como ya sabemos, que lo que hay allá no es mejor que esto. Yo me quedo con Newton. Prefiero la velocidad de un paseo en una noche de verano, mirar al cielo y preguntarme: ¿por qué parpadea aquella estrella? Y en mi intriga, sentir una caricia, y una voz en mi cuello, y tres palabras que jamás pronunció Einstein: “qué más da” y girándome, enfrascarme en el dilema obsesivo de una cintura definida por “Pi” o en los bucles de un cabello dibujado por Fibonacci. Pero no me acercaría aún a sus labios, mantengo mis premisas, no cumplir todos los sueños, dejar que la tragedia escriba parte de mi tiempo, tres o cuatro segundos por ejemplo, y después, ya sí, pues la vida es física, me fundiría en la singularidad de un beso, creador de vacíos, ese extraño punto de masa infinita del que no escapa ni un suspiro y que ni Newton, y aún menos el listo de Einstein, consiguieron nunca ni explicar ni descifrar.


En el fondo, lo que quería decirte es que yo… Yo me quedo contigo.