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martes, 11 de febrero de 2014

Frankestein o el Monstruo de Arístides Green

Nadie me lo ha preguntado, pero bah, los escritores no necesitamos que nadie nos pregunte para hablar de nuestro libro, y más si es la última de sus criaturas. Esta entrada voy a dedicársela a Arístides Green porque el pobre, después de haber sido escrita en muy poco tiempo, se pasó el doble en revisión y el triple en el cajón, con mis dudas sobre si publicarla, si probar suerte en editoriales o si guardármela para mis rituales secretos de auto enaltecimiento y orgullo que en tan altos pedestales nos elevamos los escritores. Y tanto miedo me dio la castaña que me podía dar si seguía con tales rituales vacuos, que venció Amazon y vosotros, los lectores. ¿Es buena? Claro! Yo qué os voy a decir, pero sospecho que mejor someta mi juicio a la opinión pública y que Arístides Green llegue donde tenga que llegar y se caiga desde la altura que se tenga que caer. Flaco favor me haría si sigo sacando lustro a mi ombligo y genial prosa...

Lo he llamado Criatura, y más que ninguna otra lo es. Es un Frankestein con todo su significado y simbolismo. Nació como una idea sencilla (dar vida a unos textos) y se convirtió en un Monstruo que devorará a algunos y a otros provocará compasión. Comenzó con un argumento Romántico, se fue oscureciendo y terminó con todos los ingredientes de una novela de misterio e intriga con toques Noir. Su estilo inicial es muy directo y llano, pero a medida que Arístides crece, profundiza en su psicología hasta que de golpe y sin previo aviso, nos encontramos en el vertiginoso ritmo de un juicio. Quise dar vida a un personaje tan minimalísta que ni siquiera hablaba, y Arístides, dolido, decidió arrancarme la pluma y cobrarse la vida que yo pretendía negarle. Y por último, construí su cuerpo con pedazos y miembros de diferentes orígenes, relatos y cartas que pululaban por mi cabeza y por mis cajones, pero tras el chispazo que originó su vida, se adentró en el tenebroso callejón de una novela nueva manchada con la sangre de tres asesinatos.

Sí, pues esa fue la idea original, un recopilatorio de relatos y cartas, pero al no querer pecar de tópicos, decidí crear un personaje que enlazara unos con otros con cierta coherencia. Arístides Green fue el seudónimo con el que quise engañar a una amiga al mostrarle el texto Intenciones, pero ella me encontró entre sus palabras a pesar de mis esfuerzos. Por eso creí apropiado que Arístides Green fuera el nombre del protagonista, y por la misma razón, por que es inevitable lo autobiográfico en mis relatos, decidí darle parte de mi vida y vivencias a nuestro amigo. Arístides Green es el personaje que más tiene de mí, tanto que a veces me da miedo. El termina en la cárcel y acusado de un triple asesinato, por ahora, la única diferencia es que yo todavía no he sido acusado...

Este libro es el que más veces he escrito: 3 veces. Empecé dando más relevancia a los relatos que unía con un simple pespunte hasta que hacia el final de lo que pensé que sería el recopilatorio, intentando encajar el relato de El Callejón, comprendí que aun siendo un simple pespunte, debía tener coherencia. Me alejé unos pasos y con tal perspectiva, una sonrisa afloró en mis labios. En realidad, todos aquellos relatos y cartas, ordenados en la adecuada posición, definían una idea que llevaba siglos pululando por mi cabeza: El Tiempo. El tiempo que necesito, que exijo, que ansío, que sueño tener para poder escribir lo que realmente quiero escribir. ¿Qué sería capaz de hacer para tener tiempo? ¿Y para encontrar inspiración?
Sabiendo la respuesta y sabiendo hasta dónde llegaría con ella, comencé a escribir la historia de nuevo, prácticamente desde cero. Y los caminos de Green, como los de otro que yo me sé, son inescrutables. La aparición de la Sra. Etreum, inspirada a saber por qué historia (pues me sé unas cuantas que pudieron inspirarla, no soy tan original), llevó a Arístides hasta el soñado lugar donde el tiempo es lo único que tendría. Todo el tiempo del mundo...
Bien pudo acabar la historia ahí, pero el Sr. Green exigió su parte de protagonismo y llegó el juicio. Con los alegatos de la defensa y el fiscal... brotó una carcajada yendo en coche y la sonrisa de un loco se me instaló en los labios: descubrí el engaño que planeaba mi protagonista.
Lo imprimí todo, lo puse a mi diestra y comencé de nuevo, pues conocer tal engaño le dio una perspectiva brutal a la historia, brutal para mi, que me sonreía en cada estrofa nueva que nacía.

Tres intentos de darle vida, y a la tercera, recorrido por la electricidad, me levanté y miré a Arístides Green y le dije: Qué cabrón.

Y esta es la novela que os invito a descubrir, una novela que trató de engañar a su autor, una novela que pretende engañar al lector. Lo conseguirá?

Si quieres saber algo más, te dejo una serie de enlaces y vídeos que forman parte de la novela, pero tranquilos, sin leer Los Papeles Fugitivos de Arístides Green, jamás comprenderéis el significado último de tales relatos. No tengas miedo, pasa y lee.

Video Relato Vagabundo de Tristeza.

Otros textos que aparecen en la Novela:

Y tras esta elocuente y entretenida presentación, si usted quiere que le firme el libro, primero pase por caja y luego póngase a la cola.


3 comentarios:

  1. Yo ya lo tengo en el kindle pero me pasa lo contrario que a tu personaje: no tengo tiempo de nada. Cuando lo encuentre prometo sentarme en silencio y dejarme engañar por la novela (soy muy inocente, me sorprenderás seguro).

    ¡Sólo la has escrito tres veces! Ayyyyyy

    Besos

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    Respuestas
    1. No querida amiga, Arístides se volvió majara perdido precisamente por no tener tiempo!! Tú verás, pero vamos por el mismo camino!! Gracias Mayte, siempre se puede contar contigo!

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    2. Pero, ¿tú crees que yo estoy normal aún?

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