-->
Mejor con Google Chrome...


Libros disponibles en Amazon
Lecturas recomendadas más populares: Intenciones
En la Buhardilla
Síndrome Cyrano
Fragmentos para conocerme : Pasa el ratón por encima y, si te gusta, pincha para leer más.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15

martes, 17 de junio de 2014

Podemos o no Podemos... ¿Es esa la cuestión?

Parafraseando...

Podemos o no Podemos, esa es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del político, señalar con penetrante dedo las mentiras de otros, o enfrentarse con ejemplos a este torrente de calamidades, y darlas fin cuando llegue el momento? Prometer es ilusionar. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las mentiras se acabaron y la corrupción sin control tan propia de nuestra naturaleza?...

Este es un término que deberíamos sopesar con calma. Prometer es Ilusionar... y tal vez ¿cumplir? Sí, y éste es el gran obstáculo, por que pensar a la ligera que las promesas se podrán cumplir en el silencio de un gobierno, cuando hayamos depositado nuestro emocionado voto en este democrático despojo, es el primer paso para considerarnos engañados. Esta, por desgracia, es la consideración a la que llegamos tras 35 años de… ¿democracia?

Podemos o no podemos. Eso es lo que me pregunto. Ellos, los unos y los otros, no pudieron, y más que eso, "pudientes" se volvieron gracias a nuestra impertinente levedad. Mi voto, mi ilusión y mi futuro reniegan de gaviotas y de rosas, de derechas y de izquierdas… ¿no hay más? Triste sociedad donde sólo hay cabida para dos ideas, dos ilusiones, dos proyectos. Pero me pregunto… ¿Cómo llegamos a ésto? Y con un escalofrío llego a la respuesta: Con Promesas. Con promesas incumplidas. Pues es más gratuito lanzar promesas que comer pipas los lunes al sol. Por eso, cuando me encuentro a un Pablo Iglesias y su Podemos, lo siento, pero recelo, porque me da miedo confiarle mi voto, mi ilusión, mi futuro y el de mis hijos y cuando llegue el momento, si es que llega, pensar mientras como pipas: ¿Tú también, Pablo? 

Y si le miro, acepto su empatía. Yo no tengo un traje de 1.000 euros y él, no sé si lo tiene, pero al menos no se lo pone para hablarme de recortes. Si le escucho, asiento en su mensaje, un mensaje que, perdonad mi recelo, coincide tan milimétricamente con mis ideas que me da miedo. ¿Quizás es eso? No puedo evitar imaginar en mi mente paranoica (a la fuerza la hicieron así los unos y los otros) a un gabinete de prensa y otro de marketing haciendo una lista con todas aquellas cosas que nos han tocado los cojones durante los últimas legislaturas. ¿Es acaso Podemos y Pablo un producto? No lo sé, pero me encantaría pensar que no lo es. Lo que sí tengo claro es que "los unos y los otros" sí que lo son, o más bien, lo fueron.

Entre Hamlet y su calavera, yo me pregunto si es posible… ¿Son sus promesas fruto de un estudio profundo de nuestros sueños y frustraciones, o son fruto de un estudio basado en una realidad viable y futura? A mi hija le he prometido una casa en un gran árbol en el centro de un gran jardín de una futura "mejor casa" porque vio una foto y sus ojos brillaron. No pude evitarlo. Se lo prometí, pero en mi estudio nocturno de las cuentas en rojo, sé que ese sueño por ahora no es viable. Mañana tengo pensado revelarle tal realidad.

Cuando Pablo, cuando Podemos prometen lo que prometen, por ejemplo, el derecho de una renta básica de 650€… ¿Es porque nosotros vimos una foto y nuestros ojos brillaron o porque se ha estudiado la viabilidad real de tal propuesta? Cito del programa de Podemos: "Financiación a través de una reforma progresiva del IRPF y de la lucha contra el fraude fiscal" Y tres conceptos me preocupan: "Progresiva", "lucha contra el fraude" y, sobre todo, que algo parecido escuché a uno de izquierdas que se volvió de derechas y terminó con un tremendo "dilema" Y ahí está, recibiendo una pensión vitalicia de mi bolsillo y con esa joyita de su programa aún en el tintero.

Y no seguiré con las promesas incumplidas de éste expresidente (a mano de cualquiera que busque un poco) ni de las que se pasa por ahí el de ahora (también muy a mano), lo que me preocupa es que tanto el uno como el otro usaron sus promesas como cebo electoral, señalando con el dedo las mentiras del otro y diciendo, con voz orgullosa y segura, con corbata de color estudiada y lenguaje corporal aleccionado: Yo sí que lo cumpliré. Y todos, como rebañitos amaestrados, con ojos brillantes por la foto que vimos, confiamos en que lo iban a cumplir. Prometer es ilusionar, pero de forma tajante, por ley, bajo pena de despido por incumplimiento de contrato, deberían las promesas también ser "Cumplidas en un tiempo determinado", como se le exige a cualquier trabajador.

De aquellos barros, mis dudas y recelos. Pablo promete, Podemos ilusiona. Y si no fuera por la triste historia política, hasta yo confiaría en que cumplirían sus promesas. Pero me temo que ya es tarde.

Quizás me decida a ilusionarme, o al menos, a implicarme con un político, cuando exista uno que me firme por contrato que cumple su programa hasta un aceptable porcentaje o abandona o, como mínimo, adelante elecciones. Tan dulce sabor tienen las promesas como amargor su incumplimiento, os lo digo con experiencia, ya he visto la tristeza en los ojos de mi hija cuando le dije que los reyes y príncipes que salen en el telediario no me gustan nada porque nada se parecen a los de los cuentos.

Podemos o no Podemos… Al fin de todo, puede que esa no sea la verdadera cuestión. Podrán o no podrán. Porque si nos paramos un segundo a pensar… ¿Cuál es la diferencia entre Pablo Iglesias y los otros? Ellos llegaron a sus tronos con promesas que luego no cumplieron. ¿Qué garantías tenemos de que esto no sucederá otra vez con los otros? Mientras no cambiemos, fumiguemos y regulemos a políticos y sus promesas, aquí cualquiera puede prometer y luego, desde su trono, justificar lo imposible de cumplir sus promesas, señalando al predecesor, por ejemplo.

Pero siempre he sido fiel a la moral de que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Si me dan a elegir, me quedo con Pablo, pero no porque me guste, sino porque la alternativa es patética, y de vueltas, como decíamos ayer, qué triste que nuestro voto se decida por descartes y no por libre elección. Sólo hay algo que por ahora me hace escuchar a Pablo Iglesias cuando habla, y es que los otros dos perdieron ya mi voto, y Pablo no se lo ha ganado todavía, pero por lo menos no lo ha perdido.



Sólo temo una cosa, que prometer no es cumplir, y al final me vuelvo a mis raíces y a mi tierra y recojo de otro sabio aquello que decía  "que toda la vida es sueño, y los sueños…" ¿sueños son? 



2 comentarios: